sábado, 8 de noviembre de 2014

LA VIDA COMO SUFRIMIENTO KIRTTIMUKHA



En su libro "Los Mitos", Joseph Campbell relata esta historia acerca de Kirttimukha:

"Quiero contar ahora una leyenda de la riquisima mitología hindu del dios Shiva y Parvati su gloriosa diosa. En una ocasión se presento ante esta gran divinidad un audaz demonio que había destronado a los dioses del mundo y que ahora se enfrentaba al más grande de todos ellos con la demanda no negociable de que el dios debería cederle a su esposa. Shiva se limito a abrir su tercer ojo místico situado en la frente y … un rayo hirió la tierra, apareciendo un segundo demonio, aun más grande que el primero. Era una enorme cosa de rostro enjuto y cabeza de león, con una melena que ondeaba hacia todos los rincones del mundo, y que se mostraba hambriento. Había sido creado para devorar al primero y lo cierto es que parecía inclinado a hacerlo. El primer demonio pensó: “¿Qué puedo hacer?” y tomo una decisión afortunada al pedir la misericordia de Shiva.

Es una conocida regla teológica que cuando uno se pone en manos de la misericordia divina, el dios no puede dejar de protegerle; y por ello Shiva tuvo que proteger al primer demonio de las iras del segundo. Todo ello dejo al segundo sin nada con que saciar su apetito, por lo que pregunto a Shiva:”¿A quien me comeré ahora?”, a lo que el dios respondió: “Veamos, ¿Por qué no te comes a ti mismo?”.

Y eso mismo es lo que empezó a suceder. Inicio devorandose los pies, siguiendo hasta arriba, a través del estomago, el pecho y el cuello, hasta que solo quedo el rostro. El dios estaba encantado, pues allí tenía una imagen perfecta de la cosa monstruosa que es la vida, y que se alimenta de si misma. A la mascara brillante como el sol que era todo lo que quedaba de esa visión leonina del hambre, dijo Shiva exultante: “Te llamare ¨Rostro de Gloria¨, Kirttimukha, y brillaras por encima de las puertas de todos mis templos. Nadie que rechace honrarte y adorarte llegara jamás a conocerme.”

La lección obvia de todo ello, es que el primer paso para obtener el conocimiento del más alto símbolo divino de la maravilla y el misterio de la vida es el reconocimiento de la naturaleza monstruosa de la vida y de la gloria de ese aspecto: la comprensión de que así es como es y que no puede ser modificada. Aquellos que piensen -y son legión- que saben cómo podría mejorarse el universo, como seria si lo hubiesen creado ellos, sin dolor, sin sufrimiento, sin tiempo, sin vida, no son aptos para la iluminación. O aquellos que piensen, y también son muchos: “Déjenme que corrija la sociedad y después reúnanse a mi alrededor”, no podrán entrar ni por la mas alejada mansión de la paz divina. Todas las sociedades son perniciosas, crean sufrimiento y son injustas; y así serán siempre. Así que si realmente desea aliviar a este mundo, lo que deberá enseñar es como vivir en el. Y eso no podrá hacerlo quien no haya aprendido antes a vivir en el gozoso dolor y en el doloroso deleite de conocer la vida tal como es. Ese es el significado del monstruoso Kirttimukha, ¨Rostro de Gloria¨, que aparece sobre las entradas de los santuarios dedicados al dios del yoga, cuya esposa es la diosa de la vida. Nadie puede conocer a dichos dioses si antes no se ha inclinado reverentemente ante la mascara y pasado humildemente ante ella.

Con el perdon taonado de Aquiles Nazoa

Sanchezky

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