En su libro "Los Mitos", Joseph Campbell relata esta historia acerca de Kirttimukha:
"Quiero
contar ahora una leyenda de la riquisima mitología hindu del dios Shiva y
Parvati su gloriosa diosa. En una ocasión se presento ante esta gran divinidad
un audaz demonio que había destronado a los dioses del mundo y que ahora se
enfrentaba al más grande de todos ellos con la demanda no negociable de que el
dios debería cederle a su esposa. Shiva se limito a abrir su tercer ojo místico
situado en la frente y … un rayo hirió la tierra, apareciendo un segundo
demonio, aun más grande que el primero. Era una enorme cosa de rostro enjuto y
cabeza de león, con una melena que ondeaba hacia todos los rincones del mundo,
y que se mostraba hambriento. Había sido creado para devorar al primero y lo
cierto es que parecía inclinado a hacerlo. El primer demonio pensó: “¿Qué puedo
hacer?” y tomo una decisión afortunada al pedir la misericordia de Shiva.
Es
una conocida regla teológica que cuando uno se pone en manos de la misericordia
divina, el dios no puede dejar de protegerle; y por ello Shiva tuvo que
proteger al primer demonio de las iras del segundo. Todo ello dejo al segundo
sin nada con que saciar su apetito, por lo que pregunto a Shiva:”¿A quien me
comeré ahora?”, a lo que el dios respondió: “Veamos, ¿Por qué no te comes a ti
mismo?”.
Y
eso mismo es lo que empezó a suceder. Inicio devorandose los pies, siguiendo
hasta arriba, a través del estomago, el pecho y el cuello, hasta que solo quedo
el rostro. El dios estaba encantado, pues allí tenía una imagen perfecta de la
cosa monstruosa que es la vida, y que se alimenta de si misma. A la mascara
brillante como el sol que era todo lo que quedaba de esa visión leonina del
hambre, dijo Shiva exultante: “Te llamare ¨Rostro de Gloria¨, Kirttimukha, y
brillaras por encima de las puertas de todos mis templos. Nadie que rechace
honrarte y adorarte llegara jamás a conocerme.”
La
lección obvia de todo ello, es que el primer paso para obtener el conocimiento
del más alto símbolo divino de la maravilla y el misterio de la vida es el
reconocimiento de la naturaleza monstruosa de la vida y de la gloria de ese
aspecto: la comprensión de que así es como es y que no puede ser modificada.
Aquellos que piensen -y son legión- que saben cómo podría mejorarse el
universo, como seria si lo hubiesen creado ellos, sin dolor, sin sufrimiento,
sin tiempo, sin vida, no son aptos para la iluminación. O aquellos que piensen,
y también son muchos: “Déjenme que corrija la sociedad y después reúnanse a mi
alrededor”, no podrán entrar ni por la mas alejada mansión de la paz divina.
Todas las sociedades son perniciosas, crean sufrimiento y son injustas; y así
serán siempre. Así que si realmente desea aliviar a este mundo, lo que deberá
enseñar es como vivir en el. Y eso no podrá hacerlo quien no haya aprendido
antes a vivir en el gozoso dolor y en el doloroso deleite de conocer la vida
tal como es. Ese es el significado del monstruoso Kirttimukha, ¨Rostro de
Gloria¨, que aparece sobre las entradas de los santuarios dedicados al dios del
yoga, cuya esposa es la diosa de la vida. Nadie puede conocer a dichos dioses
si antes no se ha inclinado reverentemente ante la mascara y pasado
humildemente ante ella.
Con el perdon taonado de Aquiles Nazoa
Sanchezky
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